Comentarios a la obra Los dominicos y Azcapotzalco
Por José Omar Tinajero Morales
Especialista en Estudios sobre la Orden de Predicadores, dominicos.
En 1963 la Universidad Veracruzana publicó en Xalapa, la obra de Jorge Alberto Manrique: Los dominicos y azcapotzalco (Estudio sobre el convento de Predicadores de la Antigua Villa). Actualmente es una obra dificíl de conseguir y de leer. Sin embargo, es uno de los clásicos sobre la bibliografía de Azcapotzalco, la que por cierto no es muy nutrida a pesar de la importancia histórica de la alcaldía.
Manrique se basó enel estudio de la crónicas dominicas como las de fray Agustín Dávila Padilla, , fray Alonso Franco, Juan Baustista Méndez y fray Juan José de la Cruz y Moya. El libro está dividio en dos partes en la primera da un panaorama de la llegada de los dominicos a México y de sus problemas al inicar la evangelización. En la segunda parte Manrique hizo un estudio de campo en que nos dejó valiosa información sobre la arquitectura, historia e iconografía del conjunto arquitectónico de San Felipe y Santiago.
Manrique señala que las fuentes no dan una fecha de la llegada de los dominicos a Azcapotzalco, pero plantea que sería uno de los primeros lugares atendidos por los predicadores, en relación con su cercanía al convento de santo Domingo de México, fundado a fines de 1526. De ahí que se pueda inferir que Azcapotzalco haya sido visitado por frailes como fray Domingo de Betanzos fundador de la Provincia de Santiago de México.
En 1528, los domincios se fortalecieron con una segunda misión encabezada por fray Vicente de Santa María, que permitiría una primera expansión de la orden por el Valle de México y sus alrededores.
Manrique comenta que para 1540, los dominicos habían intensificado su presencia hacia el sur de la Nueva España y se habían consolidado en el Valle de México.
En 1561, las crónicas provinciales ya mencionan a Azcapotzalco como vicaría, siendo su vicario fray Pedro de Angulo que había sido nombrado primer obispo de Verapaz.
En 1565 se terminó la construcción del convento de Azcapotzalco, existe una leyenda en la puerta sur del convento.
Fray Lorenzo de la Asunción dirigió la obra de los conventos de Azcapotzalco, Tacubaya y Yautepec. Aunque Manrique plantea que no hay información sufieciente para saber si Asunción fue arquitecto o sólo moraba en estos conventos cuando se construyeron.
Fray Lorenzo de la Asunción había nacido en 1523 en Flores de Ávila. Tomó el habito dominico en el convento de Santo Tomás de Ávila y terminó sus estudios en San Pedro Mártir de Toledo. En 1554 pasó a la Provincia de Santiago de México, fue vicario en Coyoacán, Tacubaya, Azcapotzalco y Yautepec. Fray Lorenzo siempre sintió un gran cariño por Azcapotzalco y fue un gran defensor de los derechos de los indígenas. Murió a los 84 años de edad en 1607. Esta información la obtuvo Manrique a partir de la crónica escrita por fray Alonso Franco.
Azcapotzalco a lo largo de su historia tuvo varias funciones para la Provincia de Santiago de México: vicaría, doctrina y casa de retiro para frailes enfermos.
Varios dominicos importantes vivieron en Azcapotzalco: fray Andrés de Moguer, fray Pedro Peña, fray Cristóbal de la Cruz, fray José Arroyo, entre otros.
En 1843 se dio la exclaustración de los conventos, por lo que los frailes tuvieron que dejarlos. Manuel Ramírez Aparicio hizo un brillante estudio titulado: Los conventos suprimidos, donde hizo mención de cómo estaban los convemtos después de la exclaustración.
Manrique comenta que la primera iglesia dominica de Azcapotzalco debió haber sido la capilla interna de san Francisco, a un lado de la sacristía. La actual iglesia dice que es del siglo XVII, basandose en la del siglo XVI.
Posteriormente Manrique hizo un análisis de los cinco retablos dorados de Azcapotzalco.
1. El de la iglesia corresponde a santa Rosa de Lima con pinturas de Cristóbal de Villapando.
Mientras que en la capilla del Rosario, terminada en 1720 se encontrarían cuatro retablos más:
2. Santa Ana con pinturas de Juan Correa, año de 1681, estilo tritóstilo.
3. San José año de 1738, estilo churrigueresco, con sus característicos estípires.
4. Virgen de Guadalupe año de 1779 de tipo anástilo.
5. Presbiterio de la capilla del Rosario, churrigueresco con estípites.
Algunas pinturas sueltas de Pedro Ramírez del año de 1670.
Manrique concluye que se puede inferir que Azcapotzalco pasó por una importante época económica reflejada en el adorno de su iglesia, en especial de su capilla del Rosario, una de las más importantes de los dominicos en la Nueva España.
El estudio de Manrique abre la posibilidad de seguir estudiando el papel de los dominicos en Azcapotzalco, por ejemplo: analizar las iglesias y capilla de los pueblos y barrios originarios, además del estudio del espacio simbólico y las costumbres como mayordomías y fiestas de santos patronos.
Especialista en Estudios sobre la Orden de Predicadores, dominicos.
En 1963 la Universidad Veracruzana publicó en Xalapa, la obra de Jorge Alberto Manrique: Los dominicos y azcapotzalco (Estudio sobre el convento de Predicadores de la Antigua Villa). Actualmente es una obra dificíl de conseguir y de leer. Sin embargo, es uno de los clásicos sobre la bibliografía de Azcapotzalco, la que por cierto no es muy nutrida a pesar de la importancia histórica de la alcaldía.
Manrique se basó enel estudio de la crónicas dominicas como las de fray Agustín Dávila Padilla, , fray Alonso Franco, Juan Baustista Méndez y fray Juan José de la Cruz y Moya. El libro está dividio en dos partes en la primera da un panaorama de la llegada de los dominicos a México y de sus problemas al inicar la evangelización. En la segunda parte Manrique hizo un estudio de campo en que nos dejó valiosa información sobre la arquitectura, historia e iconografía del conjunto arquitectónico de San Felipe y Santiago.
Manrique señala que las fuentes no dan una fecha de la llegada de los dominicos a Azcapotzalco, pero plantea que sería uno de los primeros lugares atendidos por los predicadores, en relación con su cercanía al convento de santo Domingo de México, fundado a fines de 1526. De ahí que se pueda inferir que Azcapotzalco haya sido visitado por frailes como fray Domingo de Betanzos fundador de la Provincia de Santiago de México.
En 1528, los domincios se fortalecieron con una segunda misión encabezada por fray Vicente de Santa María, que permitiría una primera expansión de la orden por el Valle de México y sus alrededores.
Manrique comenta que para 1540, los dominicos habían intensificado su presencia hacia el sur de la Nueva España y se habían consolidado en el Valle de México.
En 1561, las crónicas provinciales ya mencionan a Azcapotzalco como vicaría, siendo su vicario fray Pedro de Angulo que había sido nombrado primer obispo de Verapaz.
En 1565 se terminó la construcción del convento de Azcapotzalco, existe una leyenda en la puerta sur del convento.
Fray Lorenzo de la Asunción dirigió la obra de los conventos de Azcapotzalco, Tacubaya y Yautepec. Aunque Manrique plantea que no hay información sufieciente para saber si Asunción fue arquitecto o sólo moraba en estos conventos cuando se construyeron.
Fray Lorenzo de la Asunción había nacido en 1523 en Flores de Ávila. Tomó el habito dominico en el convento de Santo Tomás de Ávila y terminó sus estudios en San Pedro Mártir de Toledo. En 1554 pasó a la Provincia de Santiago de México, fue vicario en Coyoacán, Tacubaya, Azcapotzalco y Yautepec. Fray Lorenzo siempre sintió un gran cariño por Azcapotzalco y fue un gran defensor de los derechos de los indígenas. Murió a los 84 años de edad en 1607. Esta información la obtuvo Manrique a partir de la crónica escrita por fray Alonso Franco.
Azcapotzalco a lo largo de su historia tuvo varias funciones para la Provincia de Santiago de México: vicaría, doctrina y casa de retiro para frailes enfermos.
Varios dominicos importantes vivieron en Azcapotzalco: fray Andrés de Moguer, fray Pedro Peña, fray Cristóbal de la Cruz, fray José Arroyo, entre otros.
En 1843 se dio la exclaustración de los conventos, por lo que los frailes tuvieron que dejarlos. Manuel Ramírez Aparicio hizo un brillante estudio titulado: Los conventos suprimidos, donde hizo mención de cómo estaban los convemtos después de la exclaustración.
Manrique comenta que la primera iglesia dominica de Azcapotzalco debió haber sido la capilla interna de san Francisco, a un lado de la sacristía. La actual iglesia dice que es del siglo XVII, basandose en la del siglo XVI.
Posteriormente Manrique hizo un análisis de los cinco retablos dorados de Azcapotzalco.
1. El de la iglesia corresponde a santa Rosa de Lima con pinturas de Cristóbal de Villapando.
Mientras que en la capilla del Rosario, terminada en 1720 se encontrarían cuatro retablos más:
2. Santa Ana con pinturas de Juan Correa, año de 1681, estilo tritóstilo.
3. San José año de 1738, estilo churrigueresco, con sus característicos estípires.
4. Virgen de Guadalupe año de 1779 de tipo anástilo.
5. Presbiterio de la capilla del Rosario, churrigueresco con estípites.
Algunas pinturas sueltas de Pedro Ramírez del año de 1670.
Manrique concluye que se puede inferir que Azcapotzalco pasó por una importante época económica reflejada en el adorno de su iglesia, en especial de su capilla del Rosario, una de las más importantes de los dominicos en la Nueva España.
El estudio de Manrique abre la posibilidad de seguir estudiando el papel de los dominicos en Azcapotzalco, por ejemplo: analizar las iglesias y capilla de los pueblos y barrios originarios, además del estudio del espacio simbólico y las costumbres como mayordomías y fiestas de santos patronos.
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